A menudo todos hemos leído que en cielo la mayoría de objetos son inmutables, a excepción de los planetas o como los llamaban en la antigüedad “estrellas errantes”, los cometas que nos visitan de vez en cuando y alguna nova o supernova. Sin embargo, lo maravilloso que tiene el cielo estrellado es que a veces nos ofrece alguna sorpresa que está incluso al alcance de un modesto aficionado con un pequeño telescopio.

El 23 de enero de 2004 un joven aficionado americano de Kentucky llamado Jay McNeil, mientras fotografiaba M78 con su modesto refractor de 76 mm de diámetro, descubrió un objeto que no debería estar allí, una pequeña nebulosa donde habitualmente no existía nada. Investigaciones posteriores al hallazgo, descubrieron que en una placa fotográfica del año 1966 esa nebulosa si se encontraba visible. De esa manera se constató que lo que realmente se estaba observando era una nebulosa variable que hasta entonces no había sido catalogada.

Fuentes: